Por Pável Calderón
| Éramos muchos y parió la abuela. Años hace que veníamos arrastrando desempleo, pobreza, corrupción, inseguridad, deficiencias educativas que nos colocaban a la zaga de los países desarrollados del mundo. A pesar de haber ofrecido solucionar varios de estos problemas “desde el primer día” de su gobierno, Andrés Manuel López Obrador, no tomó medidas para corregir el rumbo, ni dirigió a un equipo de expertos en distintos temas, sino que se creyó el dueño de la verdad absoluta, incapaz de escuchar a nadie que no fuera su consciencia o sus funcionarios favoritos – testigos declarados: Carlos Urzúa, Germán Martínez y recientemente, Víctor Toledo y Jaime Cárdenas, ex miembros del gabinete de López Obrador- y así le fue: dirigir un país desde la ignorancia y el fanatismo, y con más razón un país tan grande y diverso como México, trae funestas consecuencias: prácticamente todos los indicadores económico-sociales importantes venían teniendo desde 2019 peor desempeño con el actual presidente que con sus inmediatos antecesores; el PIB, por ejemplo, cayó 0.1 por ciento y el número de muertos por la violencia en el territorio nacional llegó a casi 35,000, durante el primer año de López Obrador –con EPN el crecimiento promedio anual del PIB fue de 2.17% y su último año de gobierno fueron asesinadas 31,285 personas. El país, pues, ya resentía las erróneas políticas del gobierno de la 4T, por mucho que el presidente se cansara de repetir que “vamos bien”.
Y cuando parecía que las cosas no podían empeorar llegó la pandemia, misma que fue minimizada por el presidente y su subsecretario del alma, López-Gatell. Esto llevó la situación del país a niveles catastróficos, generando muerte, cierre de la economía y más desempleo, baja de ingresos y más pobreza. López Obrador, confiado en su capacidad manipuladora de masas –basada en la desinformación de la gente- subestima la realidad y sigue con su “plan” de gobierno que no es más que el de la compra de consciencias mediante la entrega de pequeñas cantidades de dinero en efectivo a través de programas de distinto tipo, con tal de seguir contando con el favor de una cantidad de votantes tal que le permita sostener el poder en las siguientes elecciones, para seguirlo usando en favor de quienes lo cobijan por así convenir a su interés.
La serie de desaciertos y abusos del gobierno de la 4T ha provocado, del lado de sus turiferarios, que haya una nauseabunda competencia por ver quién se gana el favor del mandamás defendiendo las más absurdas ideas y los más adversos resultados, con tal de recibir apoyo en sus proyectos personales. En este grupo forma, sin ningún género de duda, Miguel Barbosa Huerta, gobernador del estado de Puebla. Del lado de los críticos del gobierno, hay una creciente inconformidad, pues además de cornudos los quieren apaleados: se les niega la razón que tienen en sus señalamientos y en sus peticiones, y además se les pretende acallar con juicios mediáticos en los que no se muestra prueba alguna de los dichos de los funcionarios. En este grupo, de los dignos críticos de la 4T, forma el Movimiento Antorchista Nacional.
Pero la cosa no se ha quedado en los juicios mediáticos, la represión ha venido a más. Puebla es uno de los casos emblemáticos por la gravedad de los acontecimientos. El Movimiento Antorchista en aquella entidad, encabezado por el Ing. Juan Manuel Celis Aguirre, ha hecho una denuncia valiente y sostenida del mal gobierno del morenista Barbosa. Este ha negado, previa catarata de insultos, solución a múltiples demandas de tianguistas, transportistas, colonos humildes, artistas, afectados por la crisis sanitaria y económica. Y ante la persistencia de los antorchistas, la fiscalía poblana ha girado órdenes de aprehensión en contra de algunos ejemplares líderes; como esto tampoco tuvo los efectos intimidatorios que sus maquinadores esperaban, estos dieron un paso más: se pusieron de acuerdo con el Torquemada de la 4T, Santiago Nieto Castillo, titular de la UIF, para inventar acusaciones y congelar, sin más motivo que la fobia compartida con Miguel Barbosa, varias cuentas bancarias legalmente en poder de la organización.
Y ahora que el congelamiento de cuentas tampoco ha funcionado para aleccionar a los “levantiscos”, sino que se ha avivado el fuego de las protestas a nivel nacional ¿qué sigue? ¿Cuál será el siguiente golpe represivo del gobierno de Barbosa? No lo sabemos. Hasta ahora el primer mandatario del país no ha dado muestras de enmendar ninguna de las equivocaciones que ha cometido; soberbio, sigue apartando como al polvo de la mesa las acertadas críticas que le llueven diariamente, y no pide de sus colaboradores más que lealtad para él, que no para el pueblo organizado, por lo que sería ingenuo pensar que meterá pronto en cintura a Barbosa… antes es más probable que lo aliente a seguir con sus atropellos. Entonces este ¿cumplirá sus amenazas de cárcel? ¿Irá más allá?
En todo caso, lo único que podemos decir con toda seguridad es que la solidaridad entre todos los grupos afectados por Barbosa y el gobierno todo, es hoy más necesaria que nunca. Se ve que muchos grupos críticos del presidente y consortes no registran el ascenso cada vez mayor en la escala represiva de quienes tienen el poder, o si lo registran no dan muestras de ello, pues no cambian su estrategia, no van más allá de la crítica en medios y los llamados a la consciencia del presidente de la república. A pesar de los insistentes llamados de Antorcha, con su líder nacional en punta, a formar un frente de defensa común primero, que pase a la ofensiva en lo inmediato restándole poder a Morena en la cámara de diputados en las elecciones de 2021, muchos de los agraviados por el poder no acusan de recibido, y caen, así, en la actitud soberbia que tanto critican de López Obrador. Esto los llevará a la ruina, o a una situación de debilidad cada vez mayor.
La fuerza de Antorcha, hoy, es necesaria para derrotar a quienes quieren instaurar una nueva dictadura, como las que antaño han sumido en el atraso al país. ¿En qué confían quienes se oponen al presidente pero no le tienden la mano al pueblo? Si confían solo en su viejo proyecto de nación, habría que recordarles que, cuando gobernaron, este adoleció de fallas precisamente por no tomar en cuenta al pueblo, el mismo al que representa Antorcha y hoy ignoran; si en la coyuntura electoral de los Estados Unidos, que le reste poder al gobierno por la pérdida del padrinazgo de Trump, y les abra la puerta para volver a Palacio Nacional, olvidan que un gobernante con un considerable respaldo popular no es fácil de quitar sin graves convulsiones sociales. Señores de la oposición, no busquemos una aventura, los problemas podrían ser mayores que los que se quieren resolver. Vayamos por lo seguro, unámonos, presentémosle al pueblo un proyecto creíble, realizable, que lo tome en cuenta y llene sus expectativas; ganemos la consciencia y el ánimo de las mayorías y vayamos así a la contienda del 2021. Solo así evitaremos dificultades mayores e iniciaremos un camino de desarrollo sostenido, libre de amenazas dictatoriales.