Froilán Meza Rivera
| El regreso al semáforo en rojo, con todo lo que significa, como la vuelta al estricto confinamiento, a la pérdida de empleos, al hambre y al cierre de comercios y actividades no esenciales, no es otra cosa que la consecuencia natural del mal manejo que ha hecho el gobierno de Andrés Manuel López Obrador de la pandemia. Así, bajo el esquema del semáforo sanitario, el paso del rojo al naranja y posteriormente al amarillo en varios estados, en meses anteriores, significó el relajamiento de las medidas de protección y el aumento paulatino y seguro del número de infectados y fallecidos por el Covid-19. Chihuahua ya regresó al rojo, pero las autoridades sanitarias advirtieron que Coahuila, Nuevo León y Durango están en riesgo también de retroceder a semáforo rojo.
Será cuestión de días, si persiste la tendencia.
¿Qué sucedió? Que se saturaron cuatro hospitales Covid-19 de Chihuahua. De los 27 hospitales que atienden casos de Covid-19 en el estado, cuatro se encuentran al 100 por ciento de su capacidad, según lo dio a conocer la Secretaría de Salud. De acuerdo con el Reporte Hospitalario, el ISSSTE de Ciudad Juárez, el ISSSTE de Delicias, el Hospital General 35 de Ciudad Juárez y el número 22 de Nuevo Casas Grandes, ambos del IMSS, se encuentran al tope. Además de los cuatro que están al 100 por ciento, la Clínica 6 del IMSS en Juárez está al 98%; el Hospital General de Juárez, 90%; el Hospital Central del Estado, 89%; el IMSS Morelos en Chihuahua al 84%. Y la saturación va en aumento.
Por el repunte en Chihuahua, en la conferencia vespertina de Salud federal, fue dado a conocer que el INSABI, IMSS y SEDENA “ya están trabajando para reconvertir hospitales de manera que la ocupación hospitalaria”, que ahora se calcula en 67%, no sea rebasada en el país. En este contexto, Chihuahua es, y no por coincidencia, el estado con menos camas disponibles para atender a enfermos de Covid-19.
Hay que recordar, como antecedente, que el 31 de agosto pasado, la región de Juárez y 9 municipios del norte del estado pasaron a color amarillo, en tanto que la capital de Chihuahua y los restantes 56 municipios se mantuvieron en semáforo naranja. Fue entonces cuando el Gobierno del Estado hizo varios anuncios relativos a “cambios de a los lineamientos para la reapertura de su economía”. La consigna era reabrir la economía, las maquiladoras, los comercios no esenciales, que la gente acudiera a los tianguis a vender o a comprar, que los centros comerciales llegaran a su saturación después de más de cuatro meses de confinamiento. Se desató la bestia económica (porque su estado natural es el de devorar trabajadores y apoderarse de sus salarios), y de paso se desató a las masas para que fueran libres de ir y de comprar y consumir todo lo que pudieran, que de esto se trata la economía y el libre mercado. En esas fechas, la medida causó extrañeza y enojo, porque en estricto sentido, Juárez y la frontera no estaban mejor, en el marco de la epidemia, que el resto del estado, sino incluso peor, con un porcentaje de infectados y fallecidos superior, pero se entendió que la administración estatal se estaba esmerando por complacer a los magnates de la industria maquiladora de exportación, que son proveedores importantes de varias ramas industriales de los Estados Unidos, como la automotriz, la aeroespacial, la metalmecánica y, entre otras más, directa e indirectamente también, de las industrias bélicas.
YA HABÍA EMPEORADO TODO
Desde la óptica del manejo de la pandemia y el combate a la infección, el amarillo en Juárez no se justificaba. Véase si no: El 26 de septiembre, durante la conferencia diaria para informar del estado que guarda la pandemia de SARS-CoV-2, se dio a conocer que hasta las 19:00 horas del día anterior, se habían registraron 239 pacientes con el padecimiento, el número más alto que se presentara hasta entonces desde la aparición del primer enfermo en la entidad el pasado 15 de marzo. En total, sumaban ya 14 mil 960 las personas contagiadas con el padecimiento en todo el estado, de los que la mitad (7 mil 297) estaban en Ciudad Juárez.
Todo empeoró desde entonces.
El viernes 9 de octubre, fue decretado el semáforo naranja para todo el estado, en virtud de que, a nivel estatal, los positivos por coronavirus sumaban 17 mil 151 y de que en las últimas 24 horas se reportaran 233 nuevos contagios, de acuerdo con Salud de Chihuahua. Quedó registrado en aquel momento, que tan solo en las dos semanas previas, en Ciudad Juárez se reportaron mil 66 nuevos casos. Todo sucedió en el amarillo que es tan del gusto de los amos de la economía juarense.
Pero ¿de qué tamaño es el poder económico de la industria maquiladora? Nada más hay que recordar que Estados Unidos presionó desde el mes de abril a México (¡a tan sólo un mes de que fuera decretado el confinamiento y la Jornada de Sana Distancia!), para reabrir sus plantas maquiladoras de la frontera, ya que “son parte fundamental de la cadena de suministro” estadounidense, incluidos contratistas de Defensa, a medida que más empleados organizaron huelgas y protestas en las instalaciones por temores sobre el coronavirus. Christopher Landau, embajador de Estados Unidos en México, fue el encargado del trabajo sucio de ser el intermediario con México en favor de las gigantescas corporaciones ligadas al armamentismo que invade países a lo largo y ancho del mundo. El señor diplomático lanzó una campaña en Twitter pidiendo medidas para mantener intactas las cadenas de suministro. Al respecto, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en Chihuahua, Francisco Santini, pone el dedo en la llaga, al recordar que la industria maquiladora es considerada como una de las actividades esenciales en Estados Unidos, y dio como ejemplo, el producto aeroespacial que requiere el Departamento de Defensa del país vecino. Recordó que en Chihuahua se elaboran diferentes equipos del área aeroespacial, como los arneses de los aviones, los interiores y los sistemas de seguridad que se usan para armar aviones, ya sea para el Ejército o para la Armada de Estados Unidos. Las maquiladoras y sus gigantescas instalaciones con miles de obreros, se distribuyen a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos y llevan en su seno uno de los más temidos focos de contagio por el Coronavirus. Solamente en Ciudad Juárez hay unas 320 de estas plantas industriales que emplean a cerca de 300,000 personas.
MOVILIDAD A TODA COSTA
¿Cómo están tomando en Chihuahua esta medida? Ricardo Perea García, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro COCENTRO, aseguró que es indispensable trabajar en conjunto con las autoridades para frenar la curva de contagios y evitar que el regreso del color naranja al rojo, implique el cierre permanente de los comercios y de las actividades. Lo anterior luego de que esta semana comenzó la medida del semáforo en rojo. Ante ello la Asociación de Comerciantes del Centro emprendió una campaña para el permanente uso del cubrebocas en los negocios y calles del principal cuadro de la ciudad, todo con la finalidad de evitar la propagación del coronavirus.
Ahora bien, a la gente se le ha inculcado desde las más altas esferas del gobierno federal, el desorden, el ansia por la movilidad, para que la gente salga y se gane la vida, con la intención de no tener que atenderla en sus necesidades con dinero público. Y al mismo tiempo, tanto el gobierno de la 4T con su vocero del manejo epidemiológico, el doctor Hugo López Gatell, como los propios gobiernos estatales, se han caracterizado por criticar “el desorden” de la gente, que “la gente no respeta la sana distancia”, que “la gente se amontona” y “satura” las tiendas y los tianguis, que “la gente acude irresponsablemente a fiestas”, etcétera. Pero el origen de ese comportamiento hay que buscarlo en otro lado, porque ¿quién se los inculca? El presidente de la república se ha caracterizado por haberse resistido siempre a usar cubrebocas, y hasta la fecha sólo se lo ha puesto dos veces en público; su gabinete se desvive en complacerlo, y delante de él aparecen igual de descubiertos en su boca y nariz, cuando que el mandatario y los personajes más encumbrados de su gobierno deberían poner ejemplo para con sus seguidores y para con la población que está pendiente de lo que hacen o dejan de hacer.
LA CULPA ¿DE QUIÉN ES?
Y desde la óptica oficial, todos tienen la culpa: otros factores, otros fenómenos sociales son los que han producido los casi 90 mil fallecimientos por Covid-19, la irresponsabilidad de la población, la gordura, la diabetes, todo, menos el gobierno y su mortal política de manejo de la pandemia. Una población enferma, desigualdad social, deterioro en los servicios de salud y corrupción fueron algunos de los factores que llevaron a México a rebasar el panorama catastrófico que predijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, sobre la pandemia por el Covid-19. Se recuerda que, durante el reporte diario del gobierno federal sobre el Covid-19, el pasado 23 de agosto, el subsecretario recordó que al menos, desde hace 20 años, cerca de 350 mil muertes al año en México se asocian con la mala nutrición y que la población nacional padece de enfermedades como tabaquismo, obesidad, hipertensión y diabetes. Atribuyó a estos y otros factores el impacto de la llegada del Covid-19 a México. Pero ¿es cierta esta afirmación? Diversos especialistas, científicos y funcionarios de los organismos internacionales de la salud, opinan lo contrario. Véase si no, la crítica que hace la OMS de este gobierno y de su mortal política sanitaria: Con el ojo puesto en el epicentro actual de la pandemia en el continente americano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió el 7 de octubre pasado, sobre los peligros de que los países que tienen índices de contagios de coronavirus muy altos reabran sus economías antes de tiempo, y destacó el caso de México. “La reapertura a ciegas, sin tener en cuenta los datos, podría llevar a situaciones que nadie quiere”, sostuvo el director ejecutivo de la OMS para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan. “Entendemos totalmente la presión que sufren algunos gobiernos, pero recomiendo buscar un equilibrio entre la contención del coronavirus y la reapertura de actividades”, expresó el experto irlandés sobre las consecuencias económicas (Agencia de noticias EFE). “Reabrir en momentos de intensa transmisión comunitaria lleva a difíciles situaciones que pueden afectar a todo un país” y llevar al límite a su sistema sanitario, advirtió. El caso elegido por la OMS para ejemplificar estos riesgos fue México, y no fue escogido por casualidad.
Más críticas: El gobierno mexicano no informa de cientos, posiblemente miles, de muertes por el coronavirus en Ciudad de México, ignorando a los angustiados funcionarios que han contado en la capital más de tres veces la cantidad de fallecimientos que el gobierno reconoce públicamente, según funcionarios e información confidencial revisada por The New York Times. Las tensiones han llegado a un punto crítico porque la Ciudad de México ha estado alertando repetidamente de las muertes al gobierno, con la esperanza de que se haga público el verdadero estrago del virus en la ciudad más grande de la nación y, por ende, en el país en general. Pero eso no ha sucedido. Los médicos de los abrumados hospitales de Ciudad de México dicen que se está ocultando al país la realidad de la epidemia. En algunos hospitales, los pacientes yacen en el suelo, tendidos sobre colchones. Hay personas mayores apoyadas en sillas de metal porque no hay suficientes camas, mientras que otros pacientes son rechazados y enviados a buscar espacio en hospitales menos preparados. Muchos mueren en esa búsqueda, en el camino, en su casa y hasta en las inmediaciones de los hospitales, denunciaron varios médicos.
SUBDIAGNÓSTICO, SOSPECHAS Y NEUMONÍA ATÍPICA
Pero ¿por qué la 4T no se afana en serio en combatir a fondo la pandemia? En primer lugar, porque el modelo elegido por México, el Centinela, es para ellos infalible, y López Obrador nunca se equivoca. Este modelo se utiliza en otros países para monitorear el avance del contagio comunitario de un determinado virus, pero el consenso internacional es que se debe usar únicamente cuando la epidemia es provocada por un virus del que ya se conoce y se sabe cómo se comporta. El virus SARS-CoV-2 es nuevo para la ciencia, por lo que no se tiene información suficiente para determinar su comportamiento entre la población mexicana. Las autoridades de salud han realizado estimaciones de la población que llega a los hospitales en estado grave. En este sentido, se puede afirmar que el Modelo Centinela cuenta con muchas limitaciones, siendo una de ellas que no permite visualizar la totalidad de contagios y, por lo tanto, no revela la verdadera propagación de la epidemia. Por eso, y por motivos políticos (es decir, fingiendo y afirmando mentirosamente a cada paso que “la estrategia ha sido exitosa”, que “ya aplanamos la curva”, que “ya vamos saliendo”, etcétera), ni Andrés Manuel López Obrador ni su portavoz Hugo López Gatell, van a admitir, nunca en la vida, que se equivocaron. En un extenso estudio sobre la pandemia del Covid-19 en México, titulado “La pandemia en México. Dimensión de la tragedia”, avalado con las firmas de personalidades como Juan Carlos Belausteguigoitia, Salvador Camarena, José Ramón Cossío, Salomón Chertorivsky, Luis De la Calle, Carlos Elizondo Mayer-Serra, entre otros, se concluye lo siguiente: “Una fuente que dio origen a la falta de credibilidad en los mensajes del gobierno, provino de los reportes diarios de las cifras de contagios y fallecimientos. Desde un inicio se percibió que había subdiagnóstico y por tanto subregistro de contagios. La decisión de no aplicar pruebas más que a quienes presentaban síntomas claros de la enfermedad, abonaba a la suspicacia. El registro de neumonía atípica como causa de fallecimiento de muchas personas agregó más dudas y sospechas. La falta de concordancia entre cifras estatales y cifras de los estados proporcionados por la Secretaría de Salud sumó a la desconfianza. Finalmente, al no haber una explicación clara de los procedimientos de registro desde un inicio por parte de la Secretaría de Salud tampoco facilitó la credibilidad en las cifras oficiales. En este apartado, retomamos un estudio reciente que explica con claridad una posible fuente de estos problemas.”
Además, porque para prevenir y evitar los contagios, se debería de aplicar un confinamiento estricto, pero para ello el gobierno tendría que apoyar a la población confinada con alimentos y con la condonación de los servicios públicos, por un lado, y apoyar también a las pequeñas y medianas empresas con facilidades fiscales y ayudas económicas para que se mantengan vivas. Esto no se está haciendo, a pesar de que el presidente afirme que los apoyos están llegando al pueblo. Lo que sí les lleva son los programas clientelares que ya existían antes de la pandemia, pero no se abarca ni de lejos a la población afectada con la grave crisis provocada por el colapso de la economía. Hay quienes calculan que la población indefensa a la que no llegan estos programas, puede llegar a los 70 millones de mexicanos. López no le hace caso a las decenas de miles y millones de mexicanos pobres que se quedaron sin comida en la contingencia y que le han exigido, con el Movimiento Antorchista en su representación, que ponga en práctica un plan de distribución de alimentos entre los mexicanos más vulnerables y vulnerados en la crisis, para evitar estallidos sociales y una muy previsible hambruna. Muchas decisiones del gobierno de la llamada “cuarta transformación” (que nadie ha explicado en qué consiste y a dónde se dirige) han provocado que se hayan levantado voces dentro incluso y fuera de Morena, que se declaran partidarios de que se modifique de raíz el presupuesto de egresos de este año, para que el siguiente contemple los rubros de apoyos y gasto social que en el de este período, el vigente ahora, fueron borrados para dejarlos sin dinero; se han formado también grupos, coaliciones, movimientos que dicen que pretenden sacar al partido Morena del poder, y han salido a manifestarse. Intelectuales y escritores comunicadores, también pretenden agruparse con el mismo propósito. Y hasta la derecha anticomunista se encuentra activa en una cruzada anti- obradorista.
EL DOMINIO DEL GRAN CAPITAL
El gobierno de López Obrador, igual que en otros rubros, como en la represión de migrantes centroamericanos para que no lleguen a la frontera, sólo le hace caso a Donald Trump, y por eso las medidas se relajan, y por eso él mismo es un promotor activo de que no se use el cubrebocas, y por eso, también, las infecciones y las muertes por la pandemia se han disparado. Y por eso Chihuahua pasó al rojo en el semáforo epidemiológico.
En Chihuahua, para el viernes 23 de octubre del 2020, la situación en el estado estaba así: Arturo Valenzuela Zorrilla, director médico de la Zona Norte, informó que el reporte técnico de la pandemia por COVID-19 mostraba que en el estado de Chihuahua había un total acumulado de 21,634 casos confirmados, 456 más registrados en las últimas 24 horas. En cuanto a personas fallecidas llegó a mil 731 el acumulado estatal, sumándose 32 más. A la fecha se han acumulado 11 mil 135 recuperados (+72), 13 mil 898 descartados (+133) y 6 mil 382 sospechosos (+257). El director expuso que hay 738 pacientes hospitalizados y 151 intubados, que son atendidos en 27 hospitales, lo que indica que continúa en aumento el número de personas delicadas.
El repunte de los contagios de Covid-19 en Chihuahua es de tal magnitud que, a nivel nacional, es la entidad con menor disponibilidad de camas generales y con ventilador en hospitales, según indican los datos de la Secretaría de Salud. El acento, pues, se puso y se pone en la ganancia del capital y no en la salud y el bienestar de la población. Así es como un estado, en este caso Chihuahua, regresa al semáforo rojo.