El Fondo Monetario Internacional advirtió a los países que forman parte del Grupo de las 20 principales economías del mundo (G20), entre las que se encuentra México, que aumenten el gasto fiscal proyectado actualmente ante la crisis del coronavirus que aún no ha terminado.
En un documento, indicó que a medida que comenzamos a comprender gradualmente lo que nos espera en el mundo post pandémico, las políticas deberán orientarse hacia la nueva realidad y desarrollar la resiliencia.
Por ejemplo, las políticas que promueven la inversión y la contratación en sectores en expansión que brindan oportunidades de reciclaje y capacitación a los desempleados, fortalecerán la recuperación y la harán más sostenible.
El organismo internacional dirigido por Kristalina Georgieva explicó que las inversiones para promover la descarbonización no solo pueden impulsar el empleo a corto plazo, sino también aumentar la resiliencia en el futuro.
“El camino hacia un crecimiento sólido, sostenible, equilibrado e inclusivo será largo y difícil. Ahora es el momento de gastar sabiamente y trabajar juntos para construir un futuro mejor”, aseguró.
El FMI advirtió que la crisis económica inducida por la pandemia dejará profundas cicatrices, como la erosión del capital humano por el alto desempleo, que es prolongado, y el cierre de escuelas, la destrucción de valor por las quiebras y las limitaciones a la política fiscal futura, debido a la elevada deuda pública; ante esto, los grupos que ya eran pobres y vulnerables sufrirán los mayores reveses.
Destacó que esto a pesar de que tanto economías avanzadas, como emergentes, han otorgado apoyos y, en el caso de las del Grupo de los Veinte (G20), los recursos ascienden a 11 mil millones de dólares, para impulsar a personas, empresas y el sector de la salud desde el inicio de la pandemia.
Sin embargo, resaltó el organismo, gran parte del apoyo fiscal ahora se está reduciendo gradualmente, y muchos beneficios, como transferencias de efectivo a los hogares, pagos de impuestos diferidos o préstamos temporales a empresas, han expirado o están programados para expirar a fines de este año y si bien esto llevará a reducir déficits fiscales, el apoyo debe mantenerse durante toda la crisis.
Abundó en que un retiro prematuro de la ayuda supondría un daño mayor para los medios de vida y aumentaría la probabilidad de quiebras generalizadas, lo que a su vez podría poner en peligro la recuperación y las cicatrices de la crisis probablemente se volverían mucho más profundas.
Por lo tanto, aseguró, siempre que sea posible, las economías deberían resistir el endurecimiento de la política fiscal y, en cambio, garantizar un apoyo continuo para la atención médica, las personas y las empresas. En economías con limitaciones en su capacidad para gastar, puede estar justificado cambiar las prioridades del gasto para proteger a los más vulnerables.
Con información de Milenio