Homero Aguirre Enríquez
| Una vez más, decenas de miles de mexicanos protestamos este año contra el abuso de poder que significa que Morena disponga del presupuesto nacional como si fuera propiedad del Presidente y los diputados de su partido. La ausencia de protestas y plantones en el exterior de la Cámara de Diputados no significa que los mexicanos estemos conformes con el atraco cometido por el partido en el poder, cuyos diputados, junto a otras pequeñas rémoras, se inclinaron hasta la ignominia ante el poderoso en turno y juntos traicionaron a sus electores, a los que en campaña hicieron encendidas promesas de obras públicas, seguridad, educación y mil cosas, pero a los que por tercer año consecutivo hundieron aún más en el hoyo de la pobreza y la marginación.
La pandemia impidió que los atracadores con fuero vieran de cerca los niveles que está adquiriendo el enojo popular una vez recorrido el primer tercio del estéril sexenio actual; no hubo manifestaciones multitudinarias a las afueras de la Cámara de Diputados pero no porque el pueblo se sienta feliz, sino porque eso hubiera puesto en peligro de enfermarse de Covid-19 a los participantes, pero los reclamos se hicieron sentir en las redes, en las casas, en las conversaciones en las calles, fábricas, campos, plazas, mercados y en centenares de cadenas humanas que exigían desarrollo palpable para sus pueblos, es decir, agua, luz, drenaje, escuelas, vivienda digna, todo eso que dice la Constitución que son derechos sociales inalienables y que les prometió la 4T, pero que se han vuelto letra muerta ahora más que nunca, al igual que el derecho a la salud, tan descuidado que ya hay cien mil hogares de luto por un mal manejo de la pandemia.
Solamente los muy desinformados o los que están muy cegados por la soberbia y la borrachera que provoca el poder, pueden decir que no hubo protestas porque la gente está conforme y feliz; eso han pensado en su momento muchos tontos con poder en la historia, antes de que sus cabezas rodaran o los expulsara el voto popular.
Morena es un desastre en el gobierno y debe salir del mismo por la misma puerta electoral por la que entraron, antes de que terminen de hacer trizas a México. Recuérdenlo los decenas de miles de damnificados de Tabasco y otros estados del Sureste, abandonados a su suerte y sin los recursos del Fonden; no lo olviden los habitantes de colonias y pueblos cuando pidan servicios y no haya forma de resolver ni sus reclamos más urgentes, porque Morena le recortó miles de millones a estados y municipios; sepamos quiénes son responsables de las carreteras y caminos destrozados por falta de mantenimiento y sin posibilidades de emprender la construcción de nuevas vías de comunicación, así sea modestos caminos rurales; cuando cierren más pequeñas y medianas empresas y despidan a sus empleados, recordemos que Morena las dejó sin un solo peso de apoyo; al igual que a las escuelas de tiempo completo, donde los niños aprendían más porque estaban más horas en la escuela y ahí mismo comían; lo mismo que a las estancias infantiles y comedores populares, a los que desaparecieron; a decenas de programas agropecuarios, como el de fertilizantes y otros indispensables para producir alimentos y evitar que los campesinos dejen sus tierras o se dediquen a otras actividades; no olvidemos el recorte al presupuesto para seguridad, pues el recurso que entregaba el gobierno federal a los municipios para combatir la delincuencia (Fortaseg) fue borrado de un plumazo; que habrá mayor desprotección a las mujeres víctimas de violencia y abuso, porque hubo menos recursos para evitar que las agredan; y en plena pandemia, en la antesala de una segunda ola de contagios, sin que haya terminado la primera, sepamos que Morena asignó un raquítico presupuesto de salud en donde ni siquiera aparece programado el pago de la vacuna que nos prometieron contra la pandemia, lo cual sólo hará que se eleve aún más la cifra de muertes, los daños económicos, los cierres de empresas, el desempleo, la delincuencia, el retroceso educativo y el aumento de otros males asociados al aislamiento.
México está atorado entre el atraso y la demagogia más cínica de su historia, y sólo la unidad articulada de muchas inteligencias y justas indignaciones podrá sacar a nuestra patria de este pantano en donde se halla.