«Cada joven que no puede conectarse representa una oportunidad perdida de nuevas ideas e innovaciones que podrían servir a la humanidad», lamentó Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web (WWW), y Rosemary Leith, cofundadora de la Web Foundation, en un manifiesto con el que quieren resaltar la importancia del acceso a internet para construir un futuro mejor para todos.
Con motivo del 32 aniversario de la Web –que se celebró el pasado 12 de marzo–, Berners-Lee y Leith reflexionaron sobre lo que significa la Web para los jóvenes hoy en día, y su poder como «catalizador de cambio» para «para crear un futuro mejor y más justo».
Según indican, jóvenes de todo el mundo, los considerados como nativos digitales, utilizan la Web para «luchar por la justicia, ampliar las oportunidades y encontrar soluciones a problemas urgentes», pero su influencia se puede perder a causa de las dos principales barreras que encuentran en la actualidad: los problemas de acceso a internet y los contenidos peligrosos, el abuso y la desinformación.
Solo un 33% de los niños y menores de 25 años de todo el mundo puede acceder a internet desde su casa, según datos de Unicef, lo que deja a más de 2 mil 200 millones de personas en esa franja de edad sin posibilidad de conectarse.
Para conseguir llevar internet a todo el mundo, calcularon, a través de la Alianza para un Internet Asequible, que se necesitarían 428 mil millones de dólares en más de diez años (unos 116 dólares por persona) para proporcionar conexión de banda ancha de calidad a los 3 mil 700 millones de personas que permanecen desconectadas actualmente.
Por otra parte, la participación en internet se ve amenazada por «abusos, desinformación y contenidos peligrosos», que pueden hacer que abandonen las plataformas digitales. Ocurre sobre todo «para aquellos que son víctimas de ataques desproporcionados por motivos de raza, religión, sexualidad, habilidad y género».
El empoderamiento que buscan alcanzar con la web debe partir del diseño, para que la tecnología sea «útil, no dañina; inclusiva, no exclusiva». En este sentido, la Web Foundation, a través de un Laboratorio de diseño de políticas tecnológicas, ha desarrollado un programa piloto para abordar la violencia de género ‘online’ y el abuso contra las mujeres.
«Las consecuencias de esta exclusión afectan a todos», advierten, y aseguran en su manifiesto que «al igual que hicimos con la electricidad el siglo pasado, debemos reconocer el acceso a internet como un derecho básico y debemos trabajar para asegurarnos de que todos los jóvenes puedan conectarse a una red que les dé el poder de dar forma a su mundo».