El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) abandonó a los productores agropecuarios del país con la cancelación de 17 de programas de apoyo al campo, cuando hay un recrudecimiento de la sequía en plena crisis sanitaria, social y económica.
Por Froilán Meza, Adriana Caldera y José Emilio Soto
El 83 por ciento del territorio nacional tiene algún grado de sequía –donde ya el hambre se abate sobre las familias campesinas– y casi el 40 por ciento de las presas de la República reportan almacenamientos menores al 50 por ciento, nivel considerado por debajo del promedio histórico; gran parte de estos vasos en el centro y el norte del país, según un reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) advirtió que líderes de varias organizaciones campesinas coinciden en que la falta de lluvia y el bajo nivel de agua en las 16 presas de uso agrícola que hay en México provocarán este año una disminución en la producción de maíz. El organismo calculó que el país no superará los 24 millones de toneladas de maíz previstas y que se espera la producción caiga hasta 20 por ciento en 2022.
En la primera quincena de marzo, los estados más afectados por la sequía eran Chihuahua, Sonora y Tamaulipas, debido a que habían registrado 24 por ciento menos de lluvia de lo habitual para este periodo, de acuerdo con el monitor de sequía de la Conagua y el Sistema Meteorológico Nacional.
A este problema de los productores agropecuarios se han sumado las crisis sanitaria, social y económica generadas por la pandemia de Covid-19 y, desde luego, también la cancelación de 17 programas de apoyo al campo, entre ellos el importantísimo Fondo de Desastres Naturales (Fonden), con que se les indemnizaba en caso de catástrofes como heladas, inundaciones y sequías.
Los productores de maíz de Sinaloa denunciaron el incumplimiento de los compromisos del Presidente en torno a que respetaría el precio de garantía de cuatro mil 500 pesos por hectárea; pero en la práctica se les están pagando tres mil pesos. Emilio González Gastélum, presidente de la Coordinadora Única de Productores Agrícolas de Sinaloa (CUPAS), explicó que, en el caso del frijol, el Gobierno Federal no ha respondido a sus solicitudes, entre las cuales se destaca que Segalmex los ayude a comercializar 30 mil toneladas y que les garantice un pago justo ante la crisis de producción.
Los efectos de la sequía en el país ya se resienten también en las grandes zonas metropolitanas, con la reducción del suministro de agua potable destinada a la población.
A partir de mayo, en el Valle de México se reducirá más la dotación del líquido del Sistema Cutzamala para 7.5 millones de personas; en Guadalajara, esta medida comenzó en marzo y, en Puebla-capital, todas las colonias carecen de un abasto de al menos 100 litros al día por persona, el mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Actualmente, de los dos mil 463 municipios del país, mil 104 padecen sequía de moderada a excepcional, 590 tienen condiciones “anormalmente secas” y solo 769 se encuentran en condiciones normales. Las entidades donde el 100 por ciento de sus municipios enfrentan el problema, son Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Chihuahua, Durango, Michoacán, Querétaro y Sinaloa, de acuerdo con el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional.
Chihuahua: hambre y escasez
En la zona de la Sierra Tarahumara, las comunidades indígenas rarámuris y ódamis sufren, desde el año pasado, la pérdida de buena parte de sus cosechas para autoconsumo. La Secretaría de Desarrollo Rural del gobierno de Chihuahua informó que se han perdido entre el 50 y 80 por ciento de esas cosechas. En las comunidades están buscando opciones, según el testimonio de Irma Chávez, promotora cultural rarámuri del programa Chihuahua Crece Contigo, quien contó que, para evitar el hambre, están volviendo a comer ardillas, lagartijas y pulpa de nopal.
Irma declaró que en su comunidad, Choréachi, ubicada en el municipio de Guadalupe y Calvo, hay casos de niños desnutridos. “Este año no se dio el maíz ni para hacer pinole; va a ser muy grave”.
El secretario de Desarrollo Rural, René Almeida Grajeda, afirmó que 2021 será un año muy complicado y reveló que el gobierno estatal ya pidió oficialmente a la federación que amplíe la declaratoria de “desastre natural por sequía severa” que recientemente le concedió, que únicamente contempla a 48 municipios de la entidad y deja fuera a 19 que también se hallan en esa condición.
Los 48 municipios incluidos en la declaratoria publicada en el Diario Oficial de la Federación representan el 60 por ciento del territorio estatal, donde hay 10.6 millones de hectáreas con actividad agropecuaria y 87 mil 355 unidades de producción rural activas. Los 19 municipios que se desea incluir en la declaratoria se encuentran en condiciones de sequía severa desde junio de 2020 e incluso hay algunos con sequía excepcional que afecta a 14 mil 534 unidades de producción y a 7.3 millones de hectáreas.
En Chihuahua, la sequía es una verdadera catástrofe; en 2020, perdió el 85 por ciento de las siembras de frijol. En el corredor Valle de Allende-López-Coronado, al sur del estado, la prolongada sequía abatió los pozos para bombeo agrícola, dejó sin agua a las tierras de cultivo y ha provocado la escasez del agua para consumo humano en nueve núcleos agrarios, una colonia y en el internado de la Escuela Secundaria Técnica de Salaíces.
A la sequía se han sumado otras desgracias, como el desempleo y la quiebra de negocios en las zonas de riego sobre la región Centro-Sur, que es regada por los ríos Conchos y San Pedro, donde AMLO emprendió una guerra contra los agricultores para despojarlos del agua de las presas, mandarla a Estados Unidos (EE. UU.) y pagar la deuda del país dentro del Tratado binacional de Aguas de 1944.
El mandatario no mostró ningún escrúpulo cuando envió al Ejército y la Guardia Nacional a intentar sacar por la fuerza a los productores de la presa La Boquilla, a la que el gobierno dejó en casi un cuarto de su capacidad; en tanto que la presa Las Vírgenes fue exprimida hasta que la dejaron técnicamente seca.
¿Las consecuencias de este despojo? Para este año solo se podrá sembrar el 25 por ciento de la superficie que normalmente se programa cada ciclo, de acuerdo con el riego autorizado por la Conagua. El impacto económico sobre los ocho municipios de la región será de 20 mil millones de pesos tan solo de las cosechas ya perdidas, al cual habrá que agregar el de los sectores comercio, turismo, agroindustrial, el empleo y el bienestar en general.
También resultaron perjudicados los miles de jornaleros agrícolas que cada año vienen a trabajar a estas tierras; la mayoría trae a sus familias e hijos de todas las edades, quienes se hospedan en galerones que disponen sus empleadores. Estos trabajadores vienen principalmente de la Mixteca de Oaxaca. Este año se quedaron sin trabajo.
En Coahuila y Durango
La Comarca Lagunera, ubicada en el semidesierto de Coahuila y Durango, también se encuentra afectada por la sequía; tanto sus productores agrícolas como los ganaderos fueron olvidados por el Gobierno Federal con la cancelación de los fideicomisos.
Manuel Salazar Rodríguez, campesino del ejido El Estribo, de San Pedro, Coahuila, produce algodón y se queja de que los insumos han escaseado. El 80 por ciento de la economía en la región Laguna depende del campo; y la falta de apoyos oficiales ha complicado aun más las cosas.
“Es lamentable que el Presidente haya quitado los fideicomisos, entre ellos el Fonden y el Procampo, los cuales servían de mucho apoyo para el sector campesino. Ahora nos sentimos abandonados; y ante las adversidades tenemos que seguir trabajando para poder sembrar el algodón, aunque lo más difícil es poderlo comercializar”, lamentó don Manuel.
Ahora, cuando se inicia el ciclo agrícola anual, los campesinos están en espera del agua de riego, pero el volumen que se les otorgará no será suficiente porque las presas se encuentran con bajo almacenamiento. A la sequía se agrega la crisis de la pandemia, por lo que los campesinos esperan que lleguen apoyos para recuperarse mediante la reactivación de la economía.
El ganado de los ganaderos ya no tiene qué comer y algunos animales están muriendo por falta de agua y alimentos. La temporada invernal en Durango fue seca, ya que hubo pocas precipitaciones y además frías. En enero y febrero, las lluvias fueron escasas, informó el jefe del Departamento de Meteorología e Hidrología de la Conagua, Víctor Hugo Randeles Reyes, explicó a buzos que el fenómeno natural conocido como La Niña ha influido para agravar la sequía, debido a que provoca la disminución de la lluvia y propicia nevadas. Esto perjudica a la producción agropecuaria de la región de Los Llanos, que es la mayor productora de frijol.
Las 10 principales presas en Durango se encuentran a menos de 60 por ciento del volumen de almacenamiento; y aunque la que corresponde al distrito de riego 052 se halla al 95 por ciento, no será suficiente para abastecer todo el ciclo agrícola de 2021 en el Valle del Guadiana, según la estimación de Yadira Narváez Salas, titular de la Conagua lugareña.
Las regiones agrícolas de esta entidad se cuentan entre los principales productores de granos en el país, con Chihuahua y Zacatecas, donde el cultivo del frijol expresa la actividad económica de mayor importancia alimentaria y social en Durango. “Cuando las tuzas se ponen a escarbar en la tierra y se juntan las jaurías de coyotes a aullar, ésa es la señal segura”, afirma Gabriel Nava Martínez, uno de los muchos perjudicados por el estiaje. Él y sus hermanos enfrentan la sequía y a otros fenómenos climáticos abasteciéndose con los escasos espejos de agua, bordos y pequeñas represas de la región.
AMLO y la carabina de Ambrosio
La falta de agua causará estragos y dejará marca hasta por 10 años, pronosticó el diputado federal Mario Mata Carrasco, en entrevista con buzos. El legislador chihuahuense advirtió que existe el “gran riesgo no solo de perder los cultivos tradicionales, como el chile jalapeño, sino que además puede extenderse a cultivos perennes como la alfalfa o los nogales. Perder nogales de 60 a 70 años de edad va a ser un problema muy grave. Se necesitan de 10 a 15 años para que un nogal empiece a producir”, explicó.
Mata recordó la tremenda sequía que azotó a Chihuahua y buena parte de los estados vecinos en 1995, cuando las presas no fueron abiertas para uso de los productores y pasaron cerca de 10 años para que se pudiera resarcir el daño. Explicó que el agua no alcanzará para regar las superficies que tradicionalmente se trabajan y la región tendrá un problema de escasez de circulante económico, que se estima será de alrededor de 20 mil millones de pesos.
“Vemos a un Gobierno Federal totalmente ajeno, sordo, omiso ante el gran problema que ellos mismos generaron y agudizaron al llevarse los 400 millones de metros cúbicos de agua y al autorizar solo un plan de 385 millones de metros”, concluyó Mata Carrasco, quien además comentó que la respuesta del Gobierno Federal a la crisis generada por la sequía ha sido nula.
Los diputados federales aprobaron, sin haberle cambiado ni una coma, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2021, que les envió el Presidente de la República con tremendos recortes a la obra pública, la salud y al campo, entre otros rubros. El presupuesto implicó la desaparición de 109 fideicomisos, entre ellos el Fonden, que dejó sin indemnizaciones al 90 por ciento de los productores de las regiones de temporal en el norte.
José Amadeo Hernández Barajas, dirigente nacional de la Central Campesina Independiente (CCI), previó aumentos de precios del maíz y del trigo debido a la sequía, que a su vez elevarán el de la tortilla y el pan, y que se agregarán al “acelerado incremento de campesinos muertos por el nuevo coronavirus”.
Todo esto, agregó, se debe a un Gobierno Federal “ciego, sordo, ineficiente y omiso”, y que ahora el único camino para que los campesinos reviertan estas crisis consiste en buscar alianzas con otras organizaciones sociales e institutos políticos que garanticen un equilibrio político en el país, pues “las aguas turbulentas” pueden desbordarse si persiste el olvido presupuestal para el campo.