Hoy se cumplen ya 54 días del asesinato de nuestros compañeros dirigentes en Guerrero, Conrado Hernández y Mercedes Martínez y de su pequeño hijo, Vladimir, a manos de individuos que, más que humanos, revelaron ser verdaderos animales sedientos de sangre. Mucho hemos escrito y dicho acerca de estos crímenes, también han sido varias las entrevistas con funcionarios que tienen a su cargo la seguridad en dicho estado y disponen de los medios humanos y técnicos para dar con los criminales. Se llevó a cabo, también, una entrevista de algunos de nuestros dirigentes con la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, y con el subsecretario de dicha secretaría, el general Luis Rodríguez Bucio y, por separado, otra, con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y la fiscal Sandra Luz Valdovinos Salmerón. En todas las capitales del país y en varias ciudades hemos difundido ampliamente este hecho horroroso, a través de ruedas de prensa, de cientos de miles de volantes y de cadenas humanas. Sin embargo, casi por cumplirse dos meses de este triple asesinato, las autoridades correspondientes no han detenido a nadie. No se hace justicia.
El Movimiento Antorchista Nacional siempre se ha distinguido, entre otras cosas, por no dejar en el olvido a sus muertos, a todos aquellos compañeros y compañeras que decidieron dedicar su vida a luchar de manera organizada por un reparto más equitativo de la riqueza nacional y, por esa vía, lograr que la inmensa mayoría de los mexicanos accedan a los bienes y servicios que por años se les han negado, a pesar del derecho que tienen a ellos. Conrado y Mercedes eran de esa estirpe, no luchaban por sus pueblos y colonias para su beneficio personal sino para el de la colectividad. Por su arduo trabajo práctico, por la conciencia que llevaron a cientos de jóvenes, hombres y mujeres, por llevar un modo de vida sencillo y honrado, eran no solamente apreciados sino muy queridos entre los más necesitados con quienes, como dijo José Martí, quisieron su suerte echar.
Ante la falta de justicia por este triple asesinato, nuestra organización cambiará la sede del evento político-cultural con el que cada 6 de junio recordamos a nuestros compañeros fallecidos. En esta ocasión miles de antorchistas de todo el país marcharemos por las calles de la capital de Guerrero, Chilpancingo, bajo la consigna de ¡Justicia para Conrado, Mercedes y Vladimir! Campesinos, colonos, obreros y estudiantes que militan en nuestras filas están ya prestos, no sólo para acudir, sino también para participar en la parte cultural de este evento, porque saben bien que -como dijo el Maestro Aquiles Córdova Morán- “cuando se muere por Antorcha, la vida de nuestros compañeros se prolonga de una manera mucho más real porque nosotros somos ellos mismos, somos su superación dialéctica… Los antorchistas estamos hechos de nuestros muertos pasados; en nosotros no sólo sobrevive su materia, sino también su espíritu, también lo que fueron y lo que hicieron permanece en nosotros y evoluciona, nos construye y construirá a las nuevas generaciones”.
Y, en efecto, así es, “no hay muerte absoluta”, dijo Heráclito, el visionario de Éfeso. En quienes nos manifestaremos el próximo martes, así como en los millones de antorchistas de todo el país, está lo que fueron e hicieron Conrado, Meche y su hijito. Desde el día en que unos animales decidieron quitarles la vida, los compañeros no han dejado de estar en nuestras mentes, en nuestros corazones y en nuestro ánimo de lucha. Solamente la lucha organizada y consciente es capaz de soportar los ataques, las calumnias y, como ahora, los asesinatos de nuestros compañeros, como lo ha demostrado nuestra organización. Por ello, me sumo al llamado de algunos de nuestros dirigentes en el sentido de que todo mexicano que ha sufrido el asesinato, el secuestro o la desaparición de un ser querido, no tiene otra salida más que organizarse y luchar, pues solos, somos polvo humano.