Hace unos días comenzaron a surgir rumores que, para infortunio del país, aún no han podido desmentirse sobre la impresión de billetes sin sustento productivo por parte del Banco de México (Banxico) para poder terminar las obras faraónicas de la 4T, cosa que no me sorprende, pues esta administración solo se ha dedicado a difundir una retórica “progresista” mientras Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su familia llenan sus bolsillos con el dinero de los mexicanos.
La práctica de “meter mano” en la impresión de billetes es algo que ocurría desde los 70 del siglo pasado; esta ocasión López Obrador recurrió a la impresión para financiar sus obras insignia que aún no generan ingresos y representan una pesada carga para las finanzas del Estado y fondear programas sociales, que me atrevo a decir se han vuelto clientelares, pues representan una forma de presión sobre el elector promedio para seguir votando por la mal llamada “Cuarta Transformación”.
Imprimir dinero sin un sustento representa un peligro latente, pues podría llevarnos a una espiral inflacionaria como lo sucedido en Argentina; al imprimir billetes sin poder comprobar su sustento, se estaría poniendo en peligro la meta inflacionaria del 3 por ciento, el valor de nuestra moneda en el mercado de divisas, la desconfianza de inversionistas y por lo tanto un retroceso de los planes de nearshoring, finalizando con el colapso de la economía de las familias y del país.
El Banco de México reportó que la cantidad de billetes en circulación, de todas las denominaciones aumentó 605.7 millones de piezas, anotando un total de 8 mil 463 millones entre noviembre de 2022 y el mismo periodo de 2023; 38 por ciento de este dinero es equivalente a 229.2 millones de billetes nuevos.
¿Por qué esto es financieramente peligroso?
Como le mencioné antes en este espacio, el gobierno aumentó su deuda pública con la emisión de bonos en los mercados internacionales para financiarse, confirmando así el super déficit fiscal previsto para el 2024, que será equivalente al 5.7 por ciento del PIB.
El peligro radica en las decisiones que tome la próxima administración, ya que el gobierno necesitará una buena estrategia financiera y fiscal para poder reducir el nivel de endeudamiento que nos heredará AMLO.
Estos riesgos serán latentes en la primera mitad del próximo periodo administrativo, pues si no se le da una resolución óptima y sin prácticas erróneas el tipo de cambio podría crecer de forma incontrolable, la inflación que de por sí cerró más alta de lo esperado podría crecer aún más provocando que nuestro banco central recurra a medidas más restrictivas aumentando las tasas de interés, cosa que reduciría el potencial de crecimiento de nuestra economía.
Si la deuda de nuestro país y el crecimiento económico para poder cubrirla no funcionan, la impresión de los billetes antes mencionados podría afectar a toda la economía en conjunto; las calificadoras financieras tienen en la mira en nuestra nación, para ver si contamos con los recursos y reservas para poder cumplir con nuestras obligaciones, por lo que, si recibimos una nota crediticia negativa se puede avizorar una gran salida de capitales y un retiro masivo de inversión, espirales inflacionarias, alzas a las tasas de interés y tipo de cambio, por lo que podríamos llegar a un terremoto económico.