Cientos de alumnos caminan tratando de esquivar las aguas negras que hay en la calle y cuidándose de que los vehículos no los salpiquen. Es la realidad de estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria del municipio de Texcoco.
La proximidad de las aguas negras en la calle a la entrada de una escuela representa un riesgo adicional para la salud de los residentes, especialmente para niños y jóvenes que transitan diariamente por esta zona. El paso constante de estudiantes aumenta la exposición a los contaminantes presentes en las aguas negras desbordadas, lo que pone en peligro su salud y seguridad.
Esta situación crea un entorno poco propicio para el aprendizaje y el desarrollo educativo, ya que los alumnos deben enfrentarse a condiciones insalubres y riesgosas en su entorno escolar.
Desde hace más de quince días, los vecinos de la colonia Ampliación Víctor Puebla en Texcoco viven una situación desesperada: el desbordamiento de aguas negras amenaza con perjudicar a sus residentes y provocar un grave problema de salud pública.
La supuesta falta de recursos por parte de la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM) para el mantenimiento del cárcamo de la colonia Ampliación Víctor Puebla deja a los vecinos en una situación desesperada y sin alternativas claras. Esta negativa de financiamiento por parte de la autoridad competente deja a la comunidad en una posición de vulnerabilidad extrema, pues enfrentan los impactos devastadores de las aguas negras desbordadas sin contar con el apoyo necesario para resolver el problema.
Ante esta situación, los residentes se preguntan qué opciones les quedan y cómo podrán proteger sus hogares y familias de los riesgos asociados a la falta de tratamiento adecuado de las aguas residuales.
María Magdalena Martínez, una de las afectadas, comparte su testimonio: «Mire, mi papá, ahorita está acostado porque él empezó con vómitos, pues se nos puso malo al grado que ya no quería comer. Yo no vivo aquí, resido en Veracruz; tuve que viajar de allá para acá a cuidarlo porque pues los hermanos no se dan abasto», comentó.
Esta situación ha alcanzado niveles críticos, donde incluso abrir una ventana o una puerta se ha convertido en un riesgo para la salud, según los testimonios de los afectados.
El hedor penetrante de las aguas negras y el temor a la propagación de enfermedades han obligado a los residentes a cerrar, como pueden, sus hogares; pero con eso atrapan el aire viciado y contribuyen a un ambiente insalubre y asfixiante.
El constante contacto con este foco de infección ha generado una atmósfera de desesperación y desamparo entre los habitantes, quienes ven afectada su calidad de vida y su bienestar físico y emocional. El gobierno municipal se conforma con repetir: “no los podemos ayudar, porque ustedes son una colonia irregular”.
Juan Carlos Flores, otro afectado, lamenta: «pues nada, que al parecer la CAEM o no sé a quién le corresponda traer el diésel para el cárcamo. Se supone que esto era para que estuviéramos mucho mejor, pero ahora creo que estamos peor».
La situación se agrava con la falta de respuesta de las autoridades. La nueva Secretaría del Agua señala que todo está «en trámite», mientras los residentes expresan su preocupación y exigen una solución pronta y efectiva.
Doña Verónica, otra vecina afectada, expresa: «tenemos quince días así y cada que llueve es lo mismo, y nada más se avientan la bolita uno a otro [los gobiernos municipal y estatal]. Entre, ‘no hay presupuesto y no se puede’, no echan a andar [el cárcamo], pero esto es algo esencial ¿no?, tenemos derecho a vivir sin suciedad».
Con la llegada de la temporada de lluvias, la preocupación entre los vecinos se intensifica ante la posibilidad de inundaciones con aguas negras. La incapacidad para contener el flujo de agua pluvial, combinada con el desbordamiento de las aguas residuales, agrava la situación, generando una crisis sanitaria y ambiental en la comunidad. Los residentes se enfrentan a la angustiante realidad de tener que lidiar con inundaciones periódicas y la consiguiente propagación de enfermedades asociadas al contacto con aguas contaminadas.
En medio de la desesperación y la incertidumbre, los residentes hacen un llamado a la gobernadora del estado, Delfina Gómez, para que intervenga y resuelva este grave problema de salud pública.
Doña Verónica concluye con un llamado urgente: «En la CAEM nos han dicho que no hay presupuesto, que van a hacer esto o lo otro, pero hasta ahí. ¿Del ayuntamiento?, pues nada más [dicen] que van a recortar el presupuesto».
Esta situación no solo es un reflejo de la crisis de aguas negras en Texcoco, sino también de la falta de atención a las comunidades marginadas en todo México, pues continúa la lucha por el acceso al agua limpia y segura, señalan los inconformes.
Por ello, los residentes de la colonia Ampliación Víctor Puebla claman por justicia y soluciones inmediatas a esta tragedia que afecta sus vidas diarias.