Por Omar Carreón Abud
|Atenta recomendación al inicio de este trabajo: no aceptemos como logro del régimen de la 4T una reducción del ataque del virus Sars-CoV-2, estemos plenamente conscientes de que la población ha sido prácticamente abandonada a su propia capacidad de resistencia sin ninguna medida oficial de control, que no nos engañen. Según reportes recientes de la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Salud tuvo un recorte de mil 884 millones de pesos entre enero y mayo. Ya van 40 mil muertos.
Según información oficial, los 16 programas que el gobierno de la 4T tiene en marcha, durante los primeros cinco meses de este año, hicieron llegar dinero a 13 millones 694 mil 516 personas. Durante el año completo, sumarán 310 mil 108.8 millones de pesos. Para paliar los efectos de la crisis, no es nada, porque si aceptamos que la población del país es ya de unos 127 millones de personas, quedarían sin apoyo precisamente en medio de la pandemia, un aproximado de 114 millones de personas abandonadas a su suerte por el gobierno de la 4T. No obstante, para promover el voto, es muchísimo dinero.
No todo es herencia del pasado neoliberal, neoliberalismo al que Andrés Manuel López Obrador le rinde un fastuoso culto al firmar precisamente un tratado de libre comercio que forma parte de sus políticas estelares. La 4T va a pasar a la historia como un régimen que practicó puntualmente todo lo que criticó acerbamente. Son millones las jovencitas y jovencitos de secundaria a los que no los alcanza ningún programa, son menores de edad que ya están trabajando, aportan al gasto familiar lo que pueden como empleadas domésticas, empleados de tiendas, cargadores de frutas, verduras y abarrotes, empacadores, “cerillos” o aplicando gel antibacterial en tiendas; muchos de los que todavía no trabajan, por su lado, se quedan solos en casa ya que ambos padres tienen que salir a trabajar, cuidan a los menores, los atienden, hacen el aseo y la comida y están sujetos a todo género de influencias sin la atención de los progenitores. Según el “Informe Anual 2019: Avances y desafíos para la niñez y la adolescencia en México”, casi el 50 por ciento de los niños viven en pobreza y, en el contexto de la pandemia, todo muestra que el porcentaje aumentará. Los logros de la 4T.
Las denuncias de irregularidades, por llamarles de alguna forma poco agresiva, de estos limitados programas, han sido frecuentes. Según una investigación muestral realizada por el Órgano Interno de Control de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social que se aplicó al primer año del programa “Jóvenes construyendo el futuro”, se detectó que de 91 expedientes revisados al azar, se encontraron anomalías en 50 de ellos, en 25 no hay ninguna prueba del domicilio del centro de trabajo, en siete, la empresa no demostró su capacidad para recibir a los becarios ya que el número de trabajadores es menor que el número de vacantes para beneficiarios del programa, se detectó, incluso, un caso en el que el becario se dio de baja acusando al centro de trabajo de pedirle dinero y la empresa siguió operando en el programa.
Muy a pesar de los programas de Morena, la proporción de niñas y niños que reciben las vacunas recomendadas para prevenir enfermedades cayó en 2019 a niveles no registrados en al menos una década. El porcentaje de infantes nacidos a los que se les suministró la BCG o bacilo de Calmette-Guérin, la vacuna contra la tuberculosis, fue de 76 por ciento en 2019, 20 unidades por debajo del nivel registrado el año previo. Algo equivalente sucede con la aplicación contra la difteria y el tétanos, el 84 por ciento recibió el año pasado al menos una dosis de DTP, pero en 2018 el nivel fue de 90 por ciento y en 2015 de 99 por ciento. Y sin embargo, la consigna sigue siendo “Primero los pobres”.
Los publicitados programas de supuesta ayuda, pues, no van a acabar con la pobreza, son programas electorales. Eso se ha denunciado desde su surgimiento cuando brigadas de morenistas a sueldo recorrían el país levantando listas de beneficiarios, anotando al que se confesaba morenista o aceptaba simpatizar con ese partido y rechazando a los indecisos o desafectos. Ya no se iban a entregar los apoyos a través de intermediarios, se dijo miles de veces, porque se quedaban con parte de ellos, con “moches y piquetes de ojos”, según gracejadas del presidente de la República en giras por todo el país.
El armamento propagandístico que se ha puesto en manos de los morenistas que son funcionarios públicos ni es poco ni es inofensivo. Cito ahora la denuncia del diario Reforma que, sustentado en un video, señala que el propio hermano de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, el funcionario Pablo Amílcar Sandoval, quien funge como superdelegado en el estado de Guerrero, participa personalmente en un acto proselitista celebrado en Ajuchitlán del Progreso, en el que uno de sus empleados presiona a un grupo de campesinos a que repitan y se aprendan el nombre del “responsable” de que esos apoyos lleguen a sus manos, o sea, del nuevo intermediario, ahora con charola de la 4T. Vea usted.
«El responsable directo de todos los programas sociales en el estado de Guerrero es nuestro delegado Pablo Amílcar Sandoval. ¿Ahora sí ya saben quién es? A ver, ¿cómo se llama?», pregunta el funcionario frente a decenas de adultos mayores convocados en una comunidad de la Tierra Caliente de Guerrero”. Y sigue: «Nuestro delegado está atendiendo la encomienda de nuestro Presidente (Andrés Manuel López Obrador) de que todos los programas sociales lleguen de manera directa y sin intermediarios a los beneficiados», les reitera. En pocas y reducidas palabras: intermediario nombrado por el pueblo, no; intermediario nombrado por el gobierno, sí; esto es un ataque directo contra el derecho de organización y liderazgo del pueblo, una dictadura. Cuidado.