La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una alerta mundial por la fuerte capacidad de mutación de la nueva variante de virus SARS-CoV-2 bautizada como “Ómicron”, llamado que parece ser no causó alarma alguna en el gobierno de la cuarta transformación que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que éste, en lugar de tomar todas las precauciones del caso, se dedicó a convocar a sus compatriotas para que no dejaran de asistir al Zócalo de la Ciudad de México donde presentaría su tercer informe de gobierno.
El temor de los mexicanos vuelve a sentirse frente a esa nueva enfermedad, porque saben perfectamente que elescenario podría repetirse, quedando abandonados a su suerte, sin apoyos de ninguna especie por parte del gobierno federal, ese que los condenó a subsistir como han podido frente al poderoso enemigo que primeramente se manifestó desde Marzo de 2020 en el país, la covid-19.
Porque no hubo ningún tipo de apoyo por parte del gobierno emanado de las filas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ni lo ha habido hasta el momento, desde la llegada del coronavirus, no se brindó protección debida a los mexicanos, nunca se cancelaron los pagos de impuestos y servicios, tampoco se aplicó una cruzada nacional alimentaria como situación de emergencia, López Obrador permaneció distante desde sus acostumbradas “mañaneras” recomendando sencillamente a la población que no saliera de sus casas.
Mientras tanto, el desempleo comenzó a manifestarse en todos los rincones del país, los hospitales se vieron abarrotados lo mismo que los cementerios, la falta de medicamentos hizo crisis aunado a la inseguridad desbordada.
Fue entonces que a López Obrador se le ocurrió que los alumnos de todas las edades debían estudiar desde sus casas mediante los poderosos emporios televisivos de Televisa y TV Azteca, de forma virtual además pero sin que se apoyara de ninguna forma a los padres de familia, sin entender que en millones de hogares del país no se contaba con el servicio de internet, ni una tablet o computadora, vaya pues, ni siquiera una televisión.
El periodista Salvador García Soto refleja en su dimensión exacta lo que sucede ahora con la manifestación nueva de Ómicron refiriendo; “El contraste ayer entre lo que pasaba en México y en el resto del mundo, en materia de pandemia de Covid, era abismal: mientras los países de la Unión Europea y Estados Unidos alertaban sobre la presencia de la nueva variante de virus SARS-CoV-2 que apareció en Sudáfrica, cerraban sus fronteras a los vuelos de aquel país y tomaban previsiones sobre la fuerte capacidad de mutación de la nueva cepa bautizada como “Ómicron”, aquí el presidente López Obrador llamaba a sus simpatizantes y seguidores a asistir masivamente al Zócalo de la Ciudad de México el próximo miércoles 1 de diciembre, para que lo aplaudan y vitoreen por el tercer año de gobierno.
Ayer fue tal el impacto que causó la confirmación de la nueva variante de covid y su capacidad de mutación, 30% más que todas las anteriores, que la OMS convocó a una reunión de emergencia a sus expertos para analizar los riesgos que representa “Ómicron”, mientras las bolsas de todo el mundo resentían una caída en sus acciones en un “viernes negro” que literalmente sacudió a los mercados. Ya en Europa alertaban y se preparaban para la llegada de esta nueva cepa que vendría a acentuar y a aumentar la gravedad de la pandemia en ese continente calificado como el nuevo epicentro mundial”.
Es evidente que las palabras del mandatario mexicano fueron alejadas de la alerta mundial lanzada por la OMS; “El miércoles va a haber un informe en el Zócalo. Aprovecho para de nuevo invitar a todos, a pesar del dolor y de la tristeza por la pandemia, pues tenemos que salir adelante, echarle ganas y vamos a reunirnos en el Zócalo, pues todos los que quieran asistir, si se llena mucho, pues no dejen de llevar su cubrebocas, pero es libre”.
La actitud irresponsable del presidente se repitió, mucho más preocupado porque la gente acuda a su Informe, mandó a la fregada la alerta por “Ómicron” que se ha declarado nuevamente en algunas naciones del mundo.
Se debe entender entonces que la vida de sus compatriotas no valen tanto como sus actos proselitistas y termómetro de popularidad, esa que a decir verdad se ha pulverizado después de que ha incurrido en garrafales errores desde un mal manejo de la pandemia, hasta de la inseguridad, criminalidad, desempleo, mayor miseria extrema y pobreza, hambruna en diversos sectores, entre otros.
Su grave irresponsabilidad se vivió ante todo cuando obligó a maestros y alumnos a retornar a clases presenciales, en escuelas que se encontraban y se encuentran aún destruidas o vandalizadas, sin servicios elementales como luz eléctrica o agua potable, donde la cuarta transformación no invirtió recurso alguno sino al contrario, le arrebató recursos a gobiernos estatales y municipales así como a las universidades de la Nación, más no para incrementar la atención médica al pueblo o para ayudarlo de alguna forma, sino para asegurar los dineros que le permitan dar continuidad a sus obras suntuosas como el Tren Maya y demás.
Frente a esa situación es evidente que López Obrador y sus huestes morenistas se convierten en los responsables directos de lo que ha sucedido y podría suceder a millones de mexicanos, con muertes que se pudieron y se pueden evitar en tiempo y forma, si realmente el gobierno mexicano comienza a escuchar el llamado de alerta que ha desoído para dar paso, primero, a su populismo y necedad electorera de mantenerse en el poder a costa de lo que sea.