Lo dicho: la tragedia de los trabajadores de Acapulco, víctimas del huracán Otis, apenas está empezando. Las autoridades federales, estatales y municipales, todas de la maravillosa Cuarta Transformación del país, están mucho más preocupadas en realizar actos teatrales y declaraciones impactantes para sofocar la rabia popular que en realizar acciones efectivas para atender la urgente necesidad de los cientos de miles de damnificados. Ahora, resultado muy esperable, ante el abandono de la autoridad y la consecuente carencia absoluta de servicios públicos, la ciudad y sus alrededores ya se ahogan en miles de toneladas de desechos y basura que están provocando enfermedades en los niños y en los adultos. Y no hay centros de salud ni médicos ni medicinas suficientes.
Entre esas declaraciones impactantes, arrojadas para tranquilizar, se debe tomar en cuenta que el jueves 2 de noviembre, en el Diario Oficial de la Federación (DOF), la Coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, firmó una Declaratoria de Desastre Natural para 47 municipios del estado de Guerrero pero, al día siguiente en la tarde, sorprendentemente y sin explicación alguna, el mismo DOF rebanó a 45 municipios de la declaratoria original y nada más dejó a dos, a Coyuca de Benítez y a Acapulco, los demás se las deberán arreglar como puedan. Otras declaraciones de funcionarios públicos también van a hacer historia. “Ante esta situación, Sandra Cuevas comentó que dejará de comprarse ropa durante 3 meses para donar seis quincenas de su propio sueldo con las que comprará cobijas, sillas de ruedas y regalos para las niñas y niños” (El Universal, 31 de octubre).
Ciertos medios de comunicación siguen privilegiando el hecho de que la población arrasada por el huracán realizó saqueos en tiendas y almacenes y se llevó agua, alimentos, artículos de lujo y hasta cajeros de bancos, incluso cuantifican con mucha precisión las pérdidas. Pero no he visto ninguna estimación, ni siquiera aproximada, de cuánto perdió para siempre la clase trabajadora de Acapulco y sus alrededores, cuánto dejaron de pagar a sus trabajadores todos los patrones y cuánto perdieron los que tenían ahorros con las empresas y los que tenían antigüedad y se les debían prestaciones y vacaciones. Los empresarios ya dijeron que Acapulco renacerá en dos años, pero nadie ha dicho con qué dinero va a sobrevivir durante ese tiempo la clase trabajadora.
Nada de eso se denuncia, ni se calcula, ni se prevé, ni importa. Sólo la nueva burla del presidente desde la máxima tribuna del país: “En Navidad las familias van a estar muy contentas en Acapulco, van a estar como lo merecen, muy felices, ese es el compromiso, no habrá amarga Navidad”. ¿Muy felices? ¿Cree usted eso amigo lector? Pero, como por declaraciones no paramos, cabe tomar en consideración el anuncio de la inversión de una cantidad multimillonaria de dinero por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, según se dice, para reparar los daños y aliviar el sufrimiento de la población, no sin antes informar que, tan pronto como fue hecho el anuncio, el señor presidente se fue a Chiapas a revisar el avance de la construcción del tren turístico en el sureste del país.
Veamos con cierto detenimiento lo que promete Andrés Manuel López Obrador. Empecemos por decir que los analistas de Fitch Ratings estiman que los daños ascienden a 16 mil millones de dólares lo que, en pesos, equivale, al tipo de cambio actual, a 280 mil 320 millones de pesos. AMLO acaba de prometer al municipio con mayor pobreza extrema en el país y ahora devastado, 61 mil millones de pesos, es decir, solamente el 21.7 por ciento de todo lo que se calcula que se necesita. Muy disminuido.
No obstante, revisemos si esos 61 mil millones de pesos son ayuda efectiva. 1) Se dice que se adelantará dos meses, a partir del lunes 6 de noviembre, el pago de todos los Programas del Bienestar: en total 508 millones de pesos, pero, como se trata de un adelanto de dinero ya comprometido, incluido en el PEF 2023, no debe contabilizarse por ese concepto un solo centavo de ayuda con motivo del huracán; 2) Se incorporarán 10 mil jóvenes más al programa Jóvenes Construyendo el Futuro para realizar labores de limpieza, construcción, pintura y otras actividades a partir del 1 de noviembre: 379.2 millones de pesos de inversión, esos sí cuentan; 3) Aumentará al doble el número de becas para estudiantes de nivel básico, pasando de 45 mil a 90 mil becas: 796.4 millones de pesos de inversión, también cuentan como ayuda para atenuar los efectos del huracán; 4) Se otorgarán seis meses de prórroga en el pago de Infonavit, FOVISSSTE e IMSS, 9,001 millones de pesos de inversión; esa ayuda no llega a los trabajadores porque todo mundo sabe que esos pagos los hacen los patrones, además, son prórroga, no exención y no se sabe ni siquiera cuántas personas van a seguir siendo trabajadores de las empresas en las que prestaban sus servicios y, por tanto, no cuenta ese apoyo para la clase trabajadora; 5) No se pagará el servicio de energía eléctrica de noviembre de 2023 a febrero de 2024, 1,352 millones de pesos de inversión; sí cuentan, pero serán aprovechados por los que ya tengan luz para ese entonces sin que olviden que en marzo, tengan o no tengan empleo, les llegará su recibo; 6) Se entregará una canasta básica de 24 productos alimenticios a cada familia por semana, a alrededor de 250 mil familias damnificadas, lo que implicará distribuir 3 millones de canastas básicas durante 3 meses: 3,250 millones de pesos de inversión; cuentan 3,250 millones más; 6) Se otorgarán 8 mil pesos para limpieza y pintura a todos los hogares y a las viviendas afectadas desde 35 mil pesos hasta 60 mil pesos, 10,471 millones de pesos de inversión que no creo que alcancen, pero los sumamos; 7) A todas las familias damnificadas se les entregará un paquete de enseres domésticos que consiste en: 1 cama, 1 estufa, 1 refrigerador, 1 ventilador y 1 vajilla: 4,000 millones de pesos de inversión que tampoco alcanzan, pero también los anotamos; Se otorgarán 20 mil créditos a la palabra de 25 mil pesos, sin intereses, pagaderos en 3 años, con 6 meses de gracia, en beneficio de pequeños comerciantes y otros prestadores de servicios: 500 millones de pesos de inversión; como su nombre lo indica, son créditos, no subsidios y no son para los trabajadores, no cuentan; y 9) Hacienda apoyará con el pago de la mitad de los intereses a quienes soliciten créditos. Esta medida está destinada a 377 hoteles y se informa de 5,000 millones de pesos de inversión; también son ayudas para los patrones y no para los trabajadores. Se informa, además, que habrá una inversión para infraestructura, pero no se precisa en qué zonas, pero considero que si nunca se ha invertido en las zonas proletarias, ahora que los negocios grandes lo reclaman, tampoco se invertirá y, finalmente, se declara que no se cobrará ni IVA ni ISR ni otros impuestos y derechos ni en Acapulco ni en Coyuca, hasta marzo del 2024, pero no se cuantifica el beneficio ni creo que vaya a haber mucho consumo para ahorrar IVA ni muchos ingresos para ahorrar ISR.
Total en gastos efectivos del gobierno para los trabajadores de Acapulco y sus alrededores: 20 mil 248 millones. O sea que, en el hipotético y remoto caso de que se cumpla puntualmente con todo lo prometido, a los trabajadores les llegará el 21.28 por ciento de lo anunciado por el presidente de la República y solamente el 7 por ciento de lo que se calcula son los daños totales, o sea, un porcentaje muy representativo de lo que siempre le ha tocado a la clase social que con su vida ha generado durante muchos años las gigantescas ganancias a empresarios y políticos poderosos. Eso sí, en esta ocasión, adornado con mucha propaganda y declaraciones.